El mismo día, Siria le escribió a las Naciones Unidas sobre la medida de Turquía de asignarle una misión especial a un barco libio que transportaba armas y terroristas para ayudarle a los militantes que luchan en contra de Damasco. Según esa carta, el barco libio, llamado Intisar, transportaba 400 toneladas de armas para los militantes combatiendo en contra del gobierno sirio. El barco libio, que entró hace dos meses al puerto Iskenderun en Turquía, también transportaba 250 libios que iban a pelear junto con los militantes en Siria, dice la carta. Estas armas se compraron usando dinero saudí.
A principios de enero, un informe en Intelligence Online dado a conocer en París indica que la Inteligencia General saudí, bajo su director —el príncipe Bandar bin Sultan, un asociado cercano al ex Primer Ministro británico Tony Blair— actúa como la principal fuente de financiamiento de los grupos vinculados a al-Qaeda que combaten en Siria. El grupo de inteligencia saudí, según el informe, se aprovechó de su equipo de inteligencia dentro de Líbano y sus conexiones con los grupos milicianos armados en Irak para formar y financiar el Frente al-Nusra, que recientemente ha recibido ataques por sus afiliaciones con al-Qaeda, informó el noticiero Al-Manar News.
"Gracias al financiamiento del Departamento General de Inteligencia y el apoyo de la inteligencia saudí en Líbano, al-Nusra pudo armar rápidamente a sus fuerzas y hacer que el régimen de Siria sufriera dolorosos reveses gracias a su pericia y experiencia en actividades de bombazos en Irak", destaca el informe.
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