domingo, 26 de enero de 2014
Qatar y Arabia Saudí vuelven a las andadas La guerra es el mayor de los negocios para el imperio agónico de EEUU
Purificación González de la Blanca - (Ojos para la Paz)
Todos esperábamos que en vísperas de la llamada Conferencia de Paz de Ginebra, sobre Siria, los laboratorios cinematográficos de Al Jazeera -es decir Qatar-, volverían a las andadas. Y lo hacen en connivencia con Arabia Saudí. Y con el apoyo de medios teledirigidos por el lobby anglojudeoamericano, como The Guardian y la Cadena estadounidense CNN (la que empotrada en el ejército norteamericano informaba de los ataques contra Iraq antes de producirse). Y ello al unísono con la publicación de los “informes” de HRW y AVAAZ. Todos a una.
Porque la guerra es el mayor de los negocios para el imperio agónico de los EE.UU.
Si anteriormente, cuando EE.UU. se vio obligado a dar marcha atrás, tras el fiasco de los dos misiles lanzados contra Siria desde la Base Naval de Rota, que fueron interceptados por Rusia, las fotos que esgrimieron sobre las supuestas matanzas del gobierno sirio con gas sarín mostraban imágenes de niños vivos, con apariencia de muertos, fotografiados en distintos escenarios, como ya denunciara Sor Agnes Mariam de la Croix (que conocía a algunos de los niños), hoy se sacan de la manga unas fotos, cuya procedencia vamos a investigar, de nuevas “matanzas” del gobierno sirio, que llenan las portadas de unos medios de propaganda -que no de información- teledirigidos.
Son los mismos medios que en su día nos “informaron” sobre las armas de destrucción masiva de Sadam Hussein; o sobre los bombardeos de población de un gobierno, el libio, que había proporcionado a su pueblo la máxima esperanza de vida de toda África; los mismos que nos mostraron una “fosa común de Gadafi” llena de huesos... de camellos; los mismos que ahora tratan de vendernos las matanzas de Bashar el Assad, un presidente que gobierna su país en coalición con el PCS, PSS, P. Baaz y P. Nasserista, apoyado por un pueblo heroico que es un modelo de convivencia entre distintas religiones y culturas, y que lleva casi tres años soportando los horrores de los atentados y matanzas de sus ciudadanos a manos de mercenarios introducidos por las potencias coloniales (Israel incluido).
Ya lo esperábamos.
Pero, ¿Qué se esconde tras todas estas campañas de desestabilización de Siria?
Se esconden demasiados intereses. Informaba de ello en un artículo que publiqué en varios medios con fecha 23 de mayo de 2013, titulado “Siria no es cuestión de democracia”, del que reproduzco algunos párrafos:
“¿Todavía crees que el plan para atacar a Siria tiene algo que ver con la democracia? ¿Y que los gobiernos de Iraq y de Libia... fueron derrocados por ese motivo?
Reflexiona. Todos esos países tienen grandes recursos de petróleo ¿Se ha instaurado la democracia después de ser arrasados, destruidas sus infraestructuras, brutalmente asesinados sus dirigentes? Todo lo contrario, ya que estados que eran laicos han sido sustituidos por otros teocráticos en los que se ha implantado la sharia y un régimen de terror.
¿Quién se lleva el petróleo? El de Iraq, las norteamericanas Exxon Mobil y Chevron-Texaco, la angloholandesa Shell y la British Petroleum, el mascarón de proa de Reino Unido. El de Libia fundamentalmente las mencionadas empresas, más la francesa TOTAL, ya que Francia participó en los ataques, y unas cuotas menores para otras empresas, entre ellas la italiana ENI. Incluso el sionista Bernard-Henri Lévi, inductor de la guerra, participa de una cuota del petróleo libio. Y no se trata sólo de petróleo.
¿Cuál es el problema de Siria? Que es la puerta de entrada a tres continentes; que guarda en sus entrañas las segundas reservas mundiales de petróleo y probablemente las primeras o segundas de gas; que tiene territorios que “Israel” desea para ampliar su estado sionista; que las potencias coloniales pretenden el suelo sirio para instalar gaseoductos y oleoductos por los que dar salida hacia el Mediterráneo a los combustibles que planean robar a otros países ; que es la plataforma desde la que saltar a Irán, también en la hoja de ruta. Por eso quieren atacar a Siria.
¿Cómo podemos estar seguros de esto? No sólo es evidente sino que el ex general de los EE.UU. y ex comandante supremo de la OTAN, Wesley Clark, lo ha relatado en un video que cualquiera puede encontrar por internet. Concretamente cuenta que unos días después del 11-S fue llamado por los altos mandos de defensa para indicarle que “había que atacar a Iraq”. ¿Por qué?, preguntó sorprendido, sabiendo que a ese país no se le acusaba de nada. No sólo se trata de Iraq, fue la respuesta, detrás vienen Libia, Siria, Líbano, Somalia, Sudan e Irán. El siniestro programa se va cumpliendo. Aunque desde Libia también han saltado a otros países africanos (en este caso el guion corre a cargo de Francia)
¿Cómo llevan a cabo estas guerras?
Lo tienen fácil, ya que, además de con las armas, cuentan con otras importantes bazas: los “medios de comunicación”, hoy devenidos en medios de propaganda o falsimedia, tan peligrosos como los misiles; una izquierda infiltrada, allanadora del camino del imperio, que ha movilizado a parte de la progresía al servicio de las guerras; una serie de supuestas ONGs como HRW, AI, AVAAZ, etc. que son herramientas al servicio de las guerras; y miles de mercenarios, dirigidos por la OTAN (que va de la mano de Al-Qaeda), generosamente pagados por Arabia Saudí y Qatar, que se dedican a cometer sabotajes y crímenes para sembrar el terror. Veamos el guion. El mandatario del país de que se trate (Iraq, Libia, Siria...) con la caja de resonancia de los medios de propaganda es sometido a una campaña de calumnias en la que es acusado de todo tipo de tropelías, incluso de los crímenes que los mercenarios cometen, utilizando a tal fin hasta montajes con actores. La izquierda infiltrada comienza a justificar la intervención mediante artículos, polémicas orquestadas y manifiestos y comunicados que siempre se inician atacando a “un modelo económico que explota a los pueblos” para terminar ineludiblemente demandando una intervención en el país en cuestión, por razones “humanitarias”. Sus argumentos son apoyados por las mencionadas falsas ONGs.
Finalmente entran los ejércitos (en el caso de la desgraciada Libia fueron 48 países unidos a la OTAN), y todo es bombardeado: escuelas, mercados, ministerios, puentes, hospitales, pueblos, universidades, barrios, puertos... Porque otro gran negocio es el de los contratos de reconstrucción.
Luego vendrán las farsas electorales en las que “salen elegidos” los lacayos de las potencias coloniales, como Los Hermanos Musulmanes, rama política de Al Qaeda, que implanta la sharia... y el caos, mientras los atacantes se reparten el petróleo.
Que no sigan engañándonos: Una peligrosa banda terrorista, al servicio del crimen y el pillaje, que ha ocupado la ONU, está atacando países y repartiéndoselos como un botín. No hay más.
Y ahora es Siria el país que está en el objetivo.
Trabajamos para que no se salgan con la suya.
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